lunes, 19 de noviembre de 2012

CAMPO DE TRABAJO JOVEN 2012

200 LATE CON FUERZA

Jóvenes de Barcelona, Bilbao y Granada estuvieron en el verano trabajando con nosotros en las actividades lúdicas y formativas organizadas para los niños del barrio de las 200 viviendas. Uno de los jóvenes nos escribe este artículo

Cuando me pidieron que escribiese unas líneas explicando nuestra experiencia en el campo de trabajo de Roquetas de Mar me encontré algo desubicado, no sabía muy bien por dónde empezar, habían sido muchas las experiencias vividas como para intentar no dejar ningún detalle al descuido. Un grupo de 15 jóvenes
y cuatro acompañantes con alguna que otra intriga personal, pero sobretodo con voluntad de tener otra mirada nos embarcábamos en nuestra particular misión.

Sin un rumbo fijo pero con un destino claro, gente de Barcelona, Bilbao y Granada nos encontramos en el multicultural pueblo de Roquetas de Mar, en Almería. Después de los primeros días de convivencia y de ir conociendo paulatinamente las personalidades del grupo, tocaba estar a punto y tener todo atado para que nuestros objetivos se cumpliesen. A través de la recreación del popular personaje de animación Dora la Exploradora, invitamos a todos los niños del marginal barrio de las 200 a formar parte de un colectivo, a querer y a sentirse queridos. Dar sin esperar recibir nada a cambio. Nuestra querida Dora cada mañana proponía un viaje a diferentes lugares del mundo. Según el lugar al que Dora nos transportase, llevábamos a cabo diferentes actividades previamente planificadas. De esta manera, pudimos acompañar a los niños en su imaginario viaje mundial, participamos las Olimpiadas de Londres, visitamos las pirámides egipcias, nos convertimos en creadores de máscaras de Venecia, conocimos al presidente Obama hasta incluso ayudamos a acabar el cuento de las 1000 y 1 noches.

El campo de trabajo de Roquetas de Mar permite que el barrio de las 200 siga latiendo con fuerza y cada vez con más fuerza. Es un soplo de aire fresco que renueva todos aquellos umbrales que se puedan encontrar por esas dichosas calles. Es un punto de encuentro, prácticamente el único punto de encuentro entre niños inmigrantes de diferentes nacionalidades que durante unas horas deciden darse la mano y compartir una sonrisa.

Es muy destacable la participación de los monitores residentes en las 200, en su mayoría son chicas y chicos también inmigrantes que tienen un honesta voluntad de integrar a la inmigración en el barrio. Tanto esta quincena de monitores como la nuestra trabajamos unidos para llevar a cabo la acción educativa que nos habíamos propuesto. La misión de la que os hablaba anteriormente no era sólo tratar de que los niños y niñas pasasen un rato agradable, que también, pero nuestro verdadero objetivo era ser capaces de transmitir. Transmitir, esa es la palabra.

Os preguntaréis, ¿transmitir qué? Transmitir ayuda, cooperación, empatía y sobretodo la necesidad de hacer las cosas por algún motivo. De hacer las cosas por justicia.

La totalidad de los cuatro grupos en los que dividimos a los niños de las 200, pequeños, medianos, grandes y adolescentes, sufrieron una importante evolución en su convivencia. Tan sólo había que ver el espíritu de colaboración, la participación de las familias y la entrega de los más pequeños en el festival del último día. El campo de trabajo de Roquetas de Mar no dejó indiferente a nadie del barrio.

Haciendo una mirada retrospectiva y analizando la experiencia unos meses después, te das cuenta y llegas a valorar lo que significa entregar tu tiempo a los demás. Descubrir cuál es tu verdadero sitio y dónde dicta tu mente, pero sobretodo tu corazón, el lugar en el que debes estar.

Agradecer la colaboración de Almería Acoge, de Mamen especialmente, de los monitores autóctonos, de Jesús y la acción de los Padres Blancos y de todas aquellas personas que con su testimonio y su participación crearon una conexión mística y muy especial con el campo de trabajo de Roquetas de Mar.

Las 200 y la gente que la habita estarán siempre allí, pero nuestra misión seguirá activa si la hacemos presente en nuestro día a día. “Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol” Martin Luther King.

David Bley García

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